POLÍTICA INTERNACIONAL

Responsable de la sección: Mario Sánchez

domingo, 2 de noviembre de 2008

Caldera: "Llegaremos al 0,7% de ayuda al desarrollo, pese a la crisis"


R.RUBIO / D.ALONSO / M.SÁNCHEZ / M. DE SANCHO

Jesús Caldera se ha presentado, desde la aparición de la figura de Rodríguez Zapatero, como la mano derecha del hoy presidente del Gobierno español y como una de las principales figuras de este nuevo socialismo del siglo XXI. En la segunda parte de ésta entrevista, que consta de tres partes, el que fuera Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales entre 2004 y 2008 habla la situación internacional, pobreza, ayuda al desarrollo y valores.

La semana pasada nos habló de Economía (ver primera parte de la entrevista).




En relación a la reunión del G-8 en noviembre. ¿Es posible el acuerdo entre gobiernos tan heterogéneos y con intereses tan dispares?

Es posible y absolutamente necesario. Estará el señor Bush aunque me gustaría que estuviera el señor Obama –dentro de poco tiempo espero que esté en estas reuniones-, pero en esta situación de riesgo universal, no creo que existan demasiados componentes ideológicos salvo el egoísmo y los intereses creados. Apuesto por las energías renovables porque son más accesibles y democráticas que las demás. Si nos damos cuenta, cualquiera puede poner una célula fotovoltaica sobre su casa, y también una comunidad de vecinos. Sin embargo, la energía nuclear solo la pueden producir grandes capitales; de ese modo se convierten en oligopolios y en monopolios con el riesgo que ello conlleva y con una forma menos democrática que los demás. Yo quiero que mi país invierta en su propia energía con lo que el Estado debe garantizar que se pueda vender la energía; ese es el camino del futuro y por ello en este mundo tan injusto y con la especulación con el petróleo hay que parar los pies a estos señores que quieren llevarse grandes sumas de dinero. Es necesario apostar por las energías alternativas, que son baratas, que son limpias y que son renovables por completo. Los críticos de estas teorías piensan que estas energías carecen de continuidad; estratégicamente situadas a partir de los mapas de radiación o de vientos se puede hacer, entre todos.


A tenor de la crisis de ideas del New Labourism británico, ¿cree que la Tercera Vía de Giddens ha tocado a su fin y se necesita su refundación?

Muchos de los postulados de Giddens están todavía vigentes y son muy interesantes aunque actualmente hay un cambio de paradigma. Este nuevo paradigma con el cambio de producción necesita solidaridad y claridad, con medidas como la protección medioambiental, la igualdad de género o la lucha contra el hambre y la miseria –que es lo que más desestabiliza al mundo-. Existen 1.300 millones de pobres que necesitan del impulso de valores como la diversidad, la integración, con el respeto a sociedades cada vez más diversas. Para ello no hay que alimentar el miedo sino la esperanza; los conservadores siempre apelan al miedo porque saben que si la población tiene miedo, es más indefensa. Y si la población teme por su futuro, por su empleo, por su calidad de vida, va a entregar su representación a quien pueda actuar en su nombre sin dar cuenta de ello. Eso es lamentable. Tenemos que apostar por la agenda de la esperanza. El mundo tiene que gestionarse compartidamente. La política es el espacio de lo público y un gobierno progresista tiene que compartir con la ciudadanía sus avances y tiene que cogobernar con la ciudadanía. Esa es nuestra agenda y muy avanzada. España ha sido un buen laboratorio y puede exportarse este modelo. Nuestros resultados lo avalan en términos sociales: la ley de la igualdad y la de la dependencia que elaboré y envié al Parlamento son modelos que regulan derechos de una segunda generación importantísimos. La Tercera Vía se renueva por este tipo de medidas y planteamientos.

¿Hay perspectivas de que se cumplan en el plazo previsto los Objetivos del Milenio?

Ojalá; si otros países cumplieran como cumple España, sí. Pero es lamentable; el señor Kouchner, que decía que era socialista aunque yo no creo que lo sea, es ahora el ministro de Exteriores francés. Kouchner dijo en Naciones Unidas en septiembre que no era ético pedirle más ayuda a los países desarrollados para ayuda al desarrollo cuando estamos atravesando una crisis. Me parece lamentable que el señor Kouchner piense así. Para nosotros, la ayuda al desarrollo es muy poca; de hecho, no hemos cumplido los objetivos que nos marcamos hace ya mucho tiempo. Y España es uno de los pocos países que está aumentando la ayuda al desarrollo. Si todos llegáramos al 0,7% como está llegando España, el problema del hambre en el mundo desaparecería. Jeffrey Sachs lo demuestra; Estados Unidos ha reducido su ayuda a la mitad. Con una diezmilésima parte del importe del paquete financiero del rescate de las entidades financieras, se solucionaba el hambre en el mundo. Entonces es necesario seguir apostando por ello. Aunque haya que retrasar determinados programas para cumplir este objetivo, la gente, los ciudadanos están de acuerdo. Es una necesidad, desde el punto de vista humano, vital. De hecho, me siento orgulloso de que mi país incremente la ayuda; lo que es lamentable es que otros no lo hagan. Si los demás no lo hacen, es posible que los Objetivos del Milenio no se cumplan. Nosotros vamos a luchar, denunciando incluso a los países que no los cumplan, para que se consiga. Hay prevista en Madrid en los próximos meses una reunión intergubernamental, continuación de la de la FAO en Roma, para seguir apostando para incrementar la ayuda de manera inteligente, promoviendo la producción local, elaborando unas reglas de comercio más justas, ayudando a los productores agrícolas sudamericanos y africanos para que obtengan fertilizantes y semillas. Hay posibilidades pero debemos tener voluntad política.

¿Cuáles son las razones para que el resto de países no alcancen el 0,7%?

Habría que preguntárselo a ellos. En Estados Unidos, la administración republicana, conservadora, derechista y neoliberal del señor Bush, que ha sido un desastre para la humanidad, en mi opinión, ha tenido su importancia; en Europa a veces se alegan las dificultades económicas aunque no creo que sea esta la razón sino la falta de impulso político y de voluntad. Los países nórdicos sí lo han conseguido. España, por su parte, está en el 0,56% para el próximo año. Como conozco al presidente Zapatero, sé que en el 2012 llegaremos al 0,7% pase lo que pase, aunque haya crisis económica. Eso ennoblece a un país y lo dignifica. Si hay que retrasar una carretera uno o diez kilómetros un poco, no creo que sea tan grave. La ayuda al desarrollo, sin embargo, no se puede retrasar. Creo que es solamente falta de compromiso y de voluntad política. Esperemos que la gente cambie y todos empujemos en la misma dirección.


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